miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Siempre de acuerdo?


¿En el cristianismo los creyentes debemos estar siempre de acuerdo?
Es cierto que se nos insta a la unidad entre los hijos de Dios expresada en Efesios 4, pero dicha unidad no está por encima de los principios escriturales, si nos fijamos en la expresión “se unánimes en un mismo sentir” encontraremos que su etimología en griego nos dice que que Homothumadon describe a personas que tienen la misma pasión.
Homo significa misma y Thymos denota pasión, por lo tanto existe cierta disparidad entre la traducción y su sentido original, pero ese no es motivo de este artículo, lo importante es recalcar que dicha unidad radica en que los hermanos de la fe poseamos la misma pasión.
Pero pasión ¿en qué? la pasión descrita en este término es la misma con la que se siente en el acto sexual, así de apasionados deberíamos ser los creyentes con respecto a Dios y a las sagradas escrituras, si no es así corremos el riesgo de fomentar una unidad falsa basada más bien en premisas sectarias. Lamentablemente el sectarismo se ha introducido de manera tal dentro de nuestras congregaciones que ya parece un cáncer de difícil extirpación.
El sectarismo es la respuesta de aquellos que no entiende la unidad, y resume conductas tan aberradas dentro de la historia de nuestra humanidad tales como: El mesianismo, El fascismo, El nazismo, y en Latinoamérica tal como lo expresó  alguna vez Uslar Pietri el caudillismo.
Existe una tendencia muy marcada a ni siquiera discutir puntos disimiles dentro de nuestras congregaciones, bajo la falsa premisa de que si no estás de acuerdo con algo de la iglesia o te callas o te vas de la congregación. Si revisamos las escrituras encontraremos que hubo una disputa bastante grande entre los pro circuncisión y los anti circuncisión, lo que produjo el primer gran concilio de Jerusalén (Hechos 15:20), lo más interesante es que como no estaban discutiendo un punto central de la fe, cada grupo mantuvo sus posturas intactas y a ese fue el acuerdo al que llegaron.
Es por ello que si existe algún tipo de desacuerdo que no implique puntos centrales de la fe cristiana siempre deben ser discutidos.

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