El mundo sin
Dios plantea una vida en donde el individuo alcance la anhelada felicidad, para
ello crea diversos subterfugios que pueden involucrar muchas áreas, el ejemplo
clásico es que siempre pensamos en
obtener cosas materiales que supuestamente nos darán felicidad, cuando tengo un
carro seré feliz, cuando tenga una casa seguro lo seré, cuando me tenga mi
propio negocio seguro que lo seré. Obviamente este enfoque está absolutamente
errado porque solo es en Dios donde el hombre puede estar verdaderamente
realizado.
No obstante
el tratamiento del tema dentro de cierto sector del cristianismo es muy
parecido al del mundo puesto que le presentan al inconverso una vida de “rosas”
si aceptan a Cristo como Señor y Salvador de sus vidas, esto más que ayudar en
la obra evangelística es contraproducente porque más temprano que tarde las
personas se dan cuenta que sus problemas no disminuyen e incluso en algunos
casos aumentan, es en este punto donde se genera la deserción dentro de las
distintas asambleas que conforman la Sana Cristiandad.
Pero que nos
plantea la Biblia, que el gozo del Señor es superior a la felicidad, la
felicidad sencillamente es un estado temporal que depende de ciertos factores
para que se cumpla. El gozo del Señor permanece para siempre, sin embargo puede
llegar a perderse tal como lo plantea el Salmo 51:6-12
Pero el
tener gozo es una elección que depende de una relación íntima con Dios que va
más allá de los simples ritualismos y posiciones religiosas, es un asunto de Fe porque todo don desciende
de lo alto tal como lo planteó Santiago en su carta en el capítulo 1:17. Las circunstancias
adversas de la vida no desaparecerán al seguir el camino de Cristo, pero Dios
promete en su palabra que si nos aferramos a él tendremos fortaleza a pesar de
lo que venga. Es como decía el apóstol Pablo es necesario aprender a sufrir por
el Señor y en ese proceso estamos hasta que nuestro salvador venga…de nuevo.
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