miércoles, 2 de mayo de 2012

¿De que nos acusa Satanás en el cielo?


Cuando uno busca una respuesta a esta interrogante lo primero que se nos viene a la mente es la idea de un Satanás en el cielo delatando cada uno de nuestros pecados, con unos lentes de visión mágica puede saber que pecados esta cometiendo todas los creyentes en el mundo para acusarlos delante de Dios.

Permitame decirle con todo respeto que si piensa de esa manera esta totalmente equivocado, analizaremos las razones bíblicas teológicas por las cuales el postulado de que Satanás puede saber todo lo que pensamos es totalmente errado, estas son:

1. Satanás no es omnipresente: Si leemos el libro de Job y la interacción que tienen Dios y Satanás se notará que Dios le pregunta que ¿De donde venía? es decir implica un espacio y un tiempo reducidos, y el mismo enemigo le contesta "De rodear la tierra", es decir el reconoce que tiene que viajar sobre el globo terráqueo para saber como esta la situación en determinado lugar.

2. Satanás no tiene autoridad para acusar a los creyentes de pecado: De hecho tal autoridad la perdió cuando nuestro Señor Jesucristo murió y resucitó anulando para siempre el acta de los decretos que habia contra nosotros  Colosenses 2:14, no solo la anuló sino que la exhibió públicamente en la cruz, la palabra utilizada en el griego original es Cheirografon que significa "contrato escrito o deuda", es decir cuando Cristo se sacrificó en la cruz del calvario saldó nuestra deuda pecaminosa de una vez y para siempre, asi que si es una deuda saldada entonces ¿de que puede acusar?

Fíjense todas las implicaciones teológicas y bíblicas de las respuesta planteada, allí claramente se observa las distintas operaciones de la Gracia de Dios como son la Justificación, la Expiación, la Santificación. Ahora bien eliminada la posibilidad de que Satanás pueda acusarnos de pecados en el cielo entonces ¿de que cosas nos acusa en el cielo? tal como expresa el libro de Apocalipsis.

La respuesta se halla en el mismo libro de Job capítulo 1, Satanás nos acusa de servir a Dios por un interés personal, cuando Dios le presenta a un varón justificado y santo como Job, Satanás solo atinó a decir ¿Y acaso el no te sirve por nada?, presentando a Job como una persona interesada que solo servía a Dios por los beneficios que eso conlleva, nuestra motivación de servir a Dios nunca puede estar basada en una espera de bendiciones sino seremos presa fácil del enemigo y de sus acusaciones.

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